Misiones es tierra de contrastes. De los buenos: aquellos que nacen con la tierra colorada y los verdes interminables de la Selva, y de los malos: los establecidos por mujeres y hombres “elegidos para cuidarnos” y constituidos en “Gobierno”. Sobre esto último nos referiremos, especialmente porque sus decisiones son las que están transformando nuestra riqueza natural en pobreza social y cultural.
Los archivos hablan por sí solos, no resisten análisis ni dudas y son un correlato desde el inicio de la explotación del monte hasta la actualidad. Por caso, vale recordar las últimas medidas gubernamentales, donde claramente se puede observar una marcada preferencia por los que más tienen.
En el año 2019 la Secretaría de Agricultura Familiar tendrá un presupuesto de 197.513.000, el Ministerio de Ecología y Recursos Naturales Renovables, 444.296.000 pesos, y el Ministerio del Agro y la Producción, 1.831.311.000 pesos. Juntos, suman 2.473.120.000 pesos para acciones y cuidado en producción de alimentos y bienes naturales. El número representa el 3,6 por ciento del total del presupuesto (68.629.802.000 pesos) (*) total en la provincia que tiene el mayor porcentaje de productores agrícolas (población rural: 289.039 habitantes, 26,24% del total, Censo 2010) y la mayor superficie con Selva, agua y biodiversidad del país (¿1.123.000 hectáreas de Selva Paranaense?). Insuficiente. NECESITAMOS que se jerarquice a cada uno de nuestros pequeños y medianos productores, que se jerarquice la VIDA.
A la par, conocimos que el Senado aprobó la prórroga de la ley 25.080 de incentivo a los bosques cultivados por 10 años más, “dando continuidad a la promoción forestal y de la industria asociada”. ¿Nos preguntamos a quién beneficia esto? Tras 20 años de aplicación de esta medida, los mismos agricultores misioneros dicen que no tienen a quién vender los pinos (en Monte Carlo, por ejemplo, los colonos reemplazaron yerba mate por Elliotis, y hoy no pueden comercializar los “árboles artificiales” y tampoco cubrir la demanda de yerba de la Cooperativa Agrícola simplemente porque ya no la tienen), los precios son bajos en comparación con los años de plantación y la superficie afectada que bien podría ser destinada a alimentos, y sobre todo, el suelo y el agua de las chacras se ven severamente afectados en su rendimiento y contaminados. “El pino no sirve ni para leña”, aseguran los productores. ¿Por qué y para quién entonces rige la Ley 25.080?
Los datos oficiales indican que hay más de 300 mil hectáreas forestadas, que se plantan cerca de 15 mil hectáreas por año y que se proyecta llegar a 600 mil hectáreas en toda la provincia (**).
Se argumentan la generación de empleo y dinero circulante en la economía. Sin embargo, consideramos que en la relación costo beneficio debe incluirse imperativamente la riqueza natural del suelo para la producción de alimentos, el agua en cantidad y calidad y la prevención de la salud, y entonces la ecuación no cierra, no en beneficio de los habitantes de Misiones. “El impacto ambiental de esta práctica en territorios de gran biodiversidad genera preocupación. Para obtener evidencia local de los efectos de las plantaciones, investigadores del Instituto de Biología Subtropical estudiaron dos tipos de manejos forestales que se realizan en la provincia de Misiones, mostrando cómo la alta densidad de cultivo afecta al ecosistema”, revela un documento emitido el año pasado por el CONICET, donde se detallan los efectos del “ejército de pinos” que se multiplican con uso de agroquímicos en la tierra colorada.
Mientras, pudimos ver, azorados, los festejos porque el Congreso declara a Misiones como Capital Nacional de la Biodiversidad. ¿De verdad creen que esta medida salvaguardará la riqueza natural de esta provincia en un escenario donde lo que más se multiplican son los “bosques”? artificiales, el uso de agrotóxicos y donde el agricultor es prácticamente ignorado?
Podríamos enumerar más hechos que ilustran las decisiones gubernamentales que subsidian a los grandes capitales mientras los montes y el agua se descuidan y los agricultores sobreviven “arañando la tierra”. Y cuando hablamos de decisiones gubernamentales, nos referimos a cada una de las personas, en todos los sectores de gobierno (cargos ejecutivos, legislativos, y demás cargos públicos) que son participes y alimentan estas decisiones destructivas para la vida, que “cacarean” hacia los montes y al mismo tiempo permiten y autorizan el avance sobre los parques, las comunidades guaraníes y los pequeños productores. Sepamos que estamos ante planes forestoindustriales, la posibilidad de usinas térmicas de biomasa (ahora también en agenda), la ganadería y el turismo a expensas de los bosques nativos, las cuencas hídricas y las capueras, única garantía de reproducción de las estructuras de la biodiversidad de los último que queda de Selva Paranaense en Misiones.
No tenemos dudas. Para ser una gran provincia necesitamos hacer grandes a sus hombres y mujeres, y nuestra oportunidad está en los montes, en el agua, en las capueras y en los colonos que están en sus chacras alimentándose y alimentando a los misioneros. De este punto emana todo lo que necesitamos. Aquí queremos a nuestros gobernantes. Necesitamos subsidio a la agroecología, y subsidios al cuidado y recuperación del agua, del monte y del suelo.
“Destruir el ecosistema natural de Misiones semeja a un suicidio colectivo”, nos advertía ya en 1978 el sabio suizo Alberto Roth (*). “¿Por qué sacrificar la totalidad de las hermosas selvas nativas misioneras para implantar monocultivos de pino resinosos; cuando para esto existen en el país millones de hectáreas vacía, esperando su implantación?”, fue otra de sus inteligentes intervenciones. “Hay cosas que pasan en tus comarcas, querida Misiones, que me horrorizan: La masacre de los bosques y de las tierras en forma sorpresiva, en gran escala y a saltos”, dice otras de sus líneas. “Lo grave es que estos ataques contra la naturaleza, querida Misiones hermosa, producen dolosos daños irremediables (…) Y con tu muerte querida Misiones, hermosa, moriremos nosotros también”, ilustra de manera sencilla el naturalista, y nosotros nos tomamos la libertad de reflejarlo aquí porque está más vigente que nunca.
(*)https://agrifam.misiones. https://ecologia.misiones.gob. http://www.diputadosmisiones.
(**) Declaraciones del subsecretario de Desarrollo Forestal del Ministerio de Agro y Producción, Juan Gauto, al diario Misiones on Line, en enero de 2018.
Foto de Fabián Franco, guardaparque y fotógrafo de naturaleza. Arroyo dentro de la Reserva de Biosfera Yabotí.