La política ambiental argentina se basa en el desprecio

La deserción política de la agenda de la sustentabilidad nos obliga a reivindicar el conocimiento científico, indispensable para asegurar un mejor orden territorial.

En las últimas décadas la Argentina ha ido degradándose económica, social y ambientalmente. El irresponsable desprecio explícito por el cuidado de nuestros recursos naturales al que hoy asistimos no hace otra cosa que exponer de manera dramática el desprecio implícito hacia nuestro ambiente que se fue gestando en el pasado.

Hoy estamos ante un gobierno cuyos ataques y ninguneos a la ciencia, a las instituciones ambientales, a sus equipos técnicos y los esfuerzos globales de acción en procura del desarrollo sostenible han alcanzado una dimensión pocas veces vista. La sociedad argentina se encuentra sin instituciones capaces de actuar como frenos ante esta irracionalidad.

Una mayor frecuencia de olas de calor y de mega incendios para los que estamos cada vez peor preparados, mayores sequías en algunas regiones y mayores inundaciones en otras, la pérdida de biodiversidad y la consiguiente disminución de recursos económicos, turísticos, medicinales y culturales, interpelan a un país que no se preparó. Que no pudo ni quiso hacerlo.

Asistimos a un creciente negacionismo de la ciencia climática y una nueva oleada de la falsa dialéctica binaria que nos da a elegir entre ambiente o pobreza; debates superados detrás de los cuales se esconden quienes nunca han hecho ni harán nada ni por la pobreza ni por el ambiente.

Los discursos partidarios que usan la crisis ambiental como bandera para revivir viejas ideologías han erosionado la credibilidad de esta crisis ambiental. También ha contribuido el cinismo del doble discurso de quienes acuden a lo ambiental mientras eso no altere ningún negocio.

Tras los terremotos políticos globales y locales, empezar a resolver la crisis ambiental requerirá de nuevos equipos, de mentes innovadoras, de mucha capacidad de análisis crítico y libertad creativa, de una sólida formación científica, de una fuerte interacción global y de instituciones que se animen a diseñar opciones viables para el uso del territorio en nuestras próximas décadas. Acciones que hoy no admite gran parte de la política, habituada a un manejo del territorio asociado a negocios frecuentemente espurios.

Quienes firmamos, representando muy diversas y extensas trayectorias en materia ambiental, queremos advertir de esta inédita deserción política de la agenda de la sostenibilidad. Es nuestra obligación señalarlo: el silencio no es una opción. Por el contrario, queremos contribuir a abrir nuevos caminos de participación, retomar una lógica de rigor por los hechos, reivindicando el conocimiento científico y con la necesaria determinación para hacer frente a los nuevos y cada vez más complejos desafíos.

Aguilar, Soledad

Ardura, Fernando

Bertonatti, Claudio

Bilbao, Consuelo

Corcuera, Javier

Fernández Balboa, Carlos

Lattari, Mariano

Quispe, Carina

Martín, Guillermo

País, Martín

Schvartzman, Milko

Sabsay, Daniel

Stancich, Elba

Testa, Eugenia

Vázquez, Javier

Villalonga, Juan Carlos

20  de   febrero  de 2025, artículo de opinión publicado  en el  facebook  del   naturalista  Claudio  Bertonatti