Muertes por accidentes cerebrovasculares pueden estar relacionadas con el cambio climático

Un estudio publicado por la American Academy of Neurology identificó  que la mayoría de los casos de ACV se producen como consecuencia de temperaturas extremas. A temperaturas muy bajas, el resultado es la contracción de los vasos sanguíneos, lo que aumenta la presión arterial. La presión arterial alta es un factor de riesgo bien conocido para desarrollar un accidente cerebrovascular.

Pero además las temperaturas extremadamente altas también se han relacionado con un aumento de los casos de ACV. Esto se debe a la deshidratación y al impacto negativo en los niveles de colesterol, lo que puede provocar un flujo sanguíneo más lento, que también es un factor de riesgo de accidente cerebrovascular.

Los investigadores analizaron 30 años de registros sanitarios de más de 200 países y territorios. Examinaron el número de muertes por accidentes cerebrovasculares, el motivo de su aparición y la carga de discapacidad relacionada con los casos. Luego dividieron los datos para analizar diferentes regiones, países, territorios, grupos de edad y géneros.

Los resultados indican que, en 2019, hubo 521.031 muertes por accidentes cerebrovasculares relacionadas con temperaturas extremas (no ideales), y la mayoría estuvo relacionada con la aparición de temperaturas extremas bajas. Además, los científicos han descubierto que los hombres tienen un mayor riesgo de sufrir un derrame cerebral que las mujeres, así como las personas mayores y las poblaciones vulnerables en regiones desatendidas.

Aunque aún no se ha identificado una relación directa de causa y efecto entre el cambio climático y el accidente cerebrovascular, el artículo destaca que la relación entre las cifras es significativa y merece atención.

Los autores del estudio también reforzaron la necesidad de realizar más investigaciones para comprender mejor el impacto del cambio climático en los accidentes cerebrovasculares, además de desarrollar políticas de salud efectivas que aborden las raíces del problema. Entre ellos destaca la reducción de la quema de combustibles fósiles, la deforestación y la contaminación provocada por procesos industriales.

Fuentes: Meteored / Chunrun Qu et al. Burden of Stroke Attributable to Nonoptimal Temperature in 204 Countries and Territories. Neurology, 2024; 102 (9). Foto: revista Semana.