Genuina. Cien por ciento natural, cosechada en el monte y elaborada con un proceso que además de garantizar la presencia de todos sus nutrientes, contiene espiritualidad. Si, eso mismo. La yerba mate marca Perutí, de la comunidad originaria del mismo nombre, ubicada en El Alcázar, Misiones, es todo eso y más. Un proyecto superador, histórico y refundador del pueblo y la Nación Guaraní.
“Para el mbya Guaraní la yerba no es solo materia prima para mate o tereré. Es medicina, espiritualidad y vínculo. Nuestro consejero y guía espiritual, el Opyguá, la usa en la ceremonia en que se pone el nombre a los niños de la comunidad. La caá también da salud y mantiene unida a la familia. En torno al fuego, el mate se vuelve palabra: los padres aconsejan, los hijos escuchan y todos comparten. Y cuando se toma de la yerba propia, que ha sido cuidada y a la que se le ha hablado, la experiencia es más profunda”, ilustró Cristian Cabrera, cacique y “mburuvichá” de la comunidad de Perutí, en una nota concedida al portal Bichos de Campo.
Trabajo solidario y cooperativo
La yerba mate, un árbol de la Selva Paranaense llevado a cultivo sistemático, es uno de los alimentos sanos y naturales más extraordinarios del mundo, con notables propiedades benéficas para la salud (avaladas por la ciencia) y el bienestar. Fueron los Guaraníes quienes lo descubrieron cuando dominaban la geografía de estas tierras (Misiones, en Argentina; Paraguay y parte de Brasil). Luego los colonizadores (españoles, inmigrantes, etc) transformaron el ritual del mate en un negocio rentable que se afianzó hasta la fecha, dinamizando la economía regional, un negocio que hasta hace poco era exclusivo “del hombre blanco” y excluía a los herederos, a los propietarios genuinos. Si, esta es la primera vez en más de 500 años de historia que una comunidad Mbya Guaraní protagoniza todo el proceso que hace posible disfrutar del alimento: desde la producción de hojas de yerba mate hasta el envasado del producto, con marca propia.
Esta iniciativa inédita tiene padrinos y un eje fundacional. Un grupo de profesionales ya vinculados con la producción de yerba mate y proyectos afines, acerca respaldo legal y técnico, motivados con fines altruistas y con la mirada puesta en contribuir a la sustentabilidad socio ambiental y a la soberanía. Hablamos de productores agroecológicos, abogados, el empresario Mario Paredes (hacedor de Yerba Mate Fidel), e integrantes de la Fundación Protestante Hora de Obrar y de la asociación civil Servicio Evangélico de Diaconía (SEDI), de la Iglesia Evangélica Luterana.
Primeros pasos
A poco de ponerse en marcha el proyecto, la comunidad de Perutí ya concretó la primera cosecha cooperativa de yerba y el proceso con tecnología de secado a baja temperatura (aportada por Fidel), generando los primeros 100 paquetes de yerba mate a modo de prueba, con resultados alentadores. “Mucha gente pide nuestra yerba porque dicen que tiene algo distinto: sabor puro, sin palo y con la fuerza de la naturaleza”, destacó el cacique.
En sus 700 hectáreas ubicadas sobre la ruta nacional 12, que se extienden hasta el río Paraná, con predominio de Selva, los Guaraníes se organizan para fortalecer su más nueva empresa. La cosecha anual de 140.000 kilos de hoja verde por año, obtenidas en 30 hectáreas de yerba mate, es administrada por una incipiente cooperativa.
Es decir, se promueve aquí la autonomía organizativa, productiva y cultural, con foco en el trabajo digno, la equidad de género y la permanencia en el territorio. “Las mujeres son protagonistas: lideran la producción, participan activamente en la toma de decisiones y promovieron la paridad en la conducción de la cooperativa”, explican desde SEDI.
Actualmente, detallan desde la asociación civil, “se encuentra en ejecución la primera etapa del proyecto, con el avance en la compra de herramientas y formación en cooperativismo, agroforestería y gestión con perspectiva de género”.
Los próximos pasos contemplan la construcción de un galpón para el acopio y estacionamiento del producto. Luego, sumar hectáreas en producción y contar con un secadero y una envasadora propios.
A la par, trabajan en la incorporación de árboles nativos en el cultivo de yerba mate como estrategia frente al cambio climático y aporte a la regeneración de la Selva Paranaense.
Sabor puro de la Caá
Como se explicó al inicio de esta nota, la yerba mate elaborada en Perutí es singular, distinta a la mayoría de las marcas que están en el mercado. “Yerba Mate Perutí. Caa Mirí. Elaborada Pura Hoja. Despalada. Elaboración Artesanal”, se lee en el paquete promocional.
Esta yerba tiene un secado más suave que el tradicional (para cuidar todas las propiedades y vitaminas contenidas en las hojas) y no tiene estacionamiento, mientras que gran parte de las demás son deshidratadas por más tiempo a altas temperaturas y tienen dos años de estacionamiento.
“Es el sabor puro de la Caá, de la naturaleza y del monte. Todo se siente”, relató el cacique Cabrera, marcando con claridad la diferencia con la que es obtenida utilizando prácticas y/o máquinas que no distinguen a las plantas como seres vivos e ignoran el rol esencial de la naturaleza para la supervivencia de todos.
Precisamente, porque “todo se siente” es que los guaraníes le hablan a la planta de yerba mate “para que crezca sana y fuerte y nos dé su hoja con toda la vitalidad”, contó Cabrera. “Cuando el dios Tupá le entregó la Caá a una niña Mbya, le enseñó que hay que hablarle porque la planta escucha. Nosotros queremos recuperar eso. Vemos que ahora, cuando se le habla, la planta viene mejor. Es una relación de ser a ser”, agregó el líder de esta comunidad que protagoniza un hecho histórico, cargado de vitalidad y esperanza para el pueblo y la Nación Guaraní.
FUENTES
Textos y fotos: Bichos de Campo / SEDI.
Identidad, resistencia y futuro compartido
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La caá que escucha: La comunidad mbya guaraní Perutí, en Misiones, logró producir una yerba con marca propia