Buenos Aires, mayo 2024. Por Javier Souza Casadinho (CETAAR/RAPAL). Las experiencias de trabajo reconocen antecedentes en las instancias de investigación-acción-participativa, en especial las vinculadas a problemáticas agrarias y con el cuidado de la salud socio-ambiental, que desarrolla el Centro de Estudios sobre Tecnologías Apropiadas en diversas zonas de nuestro país. Trabajamos en la búsqueda de un desarrollo integral de las personas y comunidades, en la construcción de una sociedad más justa y equitativa a partir de realizar tareas de incidencia política, investigación, capacitación y sensibilización vinculadas a la relación establecida con el ambiente, la problemática derivada del uso de plaguicidas y la obtención de alimentos en forma agroecológica. De allí se derivan varios temas como la soberanía alimentaria, la producción de semillas y la utilización de plaguicidas en la agricultura y su impacto en la salud y el ambiente.
La primera experiencia que le queremos contar en esta nota se inicia a partir de acuerdos realizados entre CETAAR y la organización comunitaria las tres T, Tierra, Techo y trabajo, una comunidad perteneciente a los Hogares de Cristo constituida por familias cuyos miembros se encuentran transitando un periodo de recuperación en sus adicciones. De la escuela también participaron agricultores/as, huerteros /as, miembros de movimientos sociales y estudiantes universitarios.
Se trata de un experiencia que puede enmarcarse en torno a la investigación- acción- participativa, proceso en el cual se busca analizar críticamente la realidad, ya de una huerta, un predio agrícola como en un espacio comunitario, a fin de co-construir respuestas de intervención claras, integrales y sistémicas. En cada encuentro se abordó un tema determinado, estos poseen tres fases; una en la cual se plantean reflexiones espirituales vinculada a la inserción de los seres humanos en la naturaleza, una segunda de intercambio de saberes en tono a temas específicos (características del suelo, siembra o riego) para luego pasar a instancias de tipo practico (labrar el suelo, sembrar o podar).
Respecto a los temas desarrollados en cada reunión abarcaron desde las características, cuidado y preparación del suelo, la biodiversidad, las semillas y la siembra, los abonos, los frutales, la cría de anímales de granja para llegar a las instancias de comercialización y análisis de costos de producción. Por su parte en la fase relacionada con la práctica se realizaron diferentes tipos de abonos sólidos y de aplicación foliar, realizaron siembras en almácigos y a campo, se injertaron y plantaron árboles frutales y realizaron preparados para el manejo sanitario de las plantas en base a plantas cultivadas y silvestres.
En cada encuentro se busca generar un espacio de dialogo que, recuperando los saberes previos, genere estrategias, prácticas y tecnologías agroecológicas que posibiliten la producción de alimentos de manera sustentable.
Tanto en la planificación general de la escuela como en el desarrollo de cada encuentro se tuvo en cuenta tanto las características de los participantes, sus deseos y posibilidades de involucramiento en la interacción así como los objetivos e intereses individuales y colectivos puestos en juego (que no siempre son monetarios). También la existencia de dispositivos y materiales facilitadores del proceso de comunicación.
Entre los objetivos de la experiencia se hallan; a- Propiciar la co – creación de un espacio de intercambio de saberes y prácticas agroecológicas. b- Conjugar instancias de desarrollo teórico con instancias prácticas. c- Propiciar el cultivo de vegetales y la cría de animales mediante estrategias y prácticas agroecológicas. d- Colaborar con ideas y trabajo en el espacio productivo que se desarrolla en las 3 T (techo, tierra y trabajo). D- Elaborar y distribuir abonos sólidos y foliares preparados biológicos en base a plantas y minerales entre los participantes.
Se generó un proceso de comunicación complejo, dinámico, interactivo y dialectico dado que se busca captar todas las dimensiones de los fenómenos, problemas y procesos que se presentan, por ejemplo el mejoramiento de las características y propiedades de los suelos. Se propició que los participantes se vinculen entre sí, siendo al mismo tiempo emisores y receptores de ideas, mensajes y contenidos dentro de una red que nos contiene. Se trata de aprender / haciendo desde la observación reflexiva por ejemplo en el manejo de insectos, escuchando experiencias, participando en los debates y confección de abonos, proponiendo de manera creativa nuevos abordajes de la realidad, de manera sistémica, respetando los saberes previos y los regímenes de creencias por ejemplo en relación a la espiritualidad. Sabiendo que los saberes y sus modos de producción e intercambios son propios de cada cultura, integrados desde nuestras cosmovisiones y en un tiempo histórico dado.
Los procesos de enseñanza – aprendizaje se facilitaron a partir de la práctica, la aplicación de herramientas o técnicas apropiadas a la cultura y ámbito de comunicación. Aunque las técnicas son herramientas, y no reemplazan al proceso de comunicación, hacen más fluido el proceso de recrear saberes sus prácticas emergentes.
La segunda experiencia se está iniciando en el espacio comunitario que el frente Darío Santillán posee en Pontevedra, provincia de Buenos Aires. Allí un grupo de mujeres lleva adelante una huerta institucional con dos objetivos: el de producir alimentos para el comedor de la organización y el de generar excedentes para la venta comunitaria. Dado que la idea es generar una escuela Abierta también participan miembros de otras instituciones, organizaciones y ciudadanos que residen en zonas cercanas.
En este caso dado que la zona se caracteriza por poseer suelos mu arcillosos, donde se dificulta la infiltración de agua, el crecimiento de las raíces el desarrollo de las plantas se hará hincapié en recuperación de saberes y practicas relacionados con el manejo de los suelos , la producción de abonos orgánicos y la siembra de abonos verdes.
En esta caso desde la propia experiencia de los participantes perseguimos los siguientes objetivos a- que los aprendizajes generados sean replicados en cada espacio propio o comunitario de los participantes. b- El compartir y co-crear saberes. c- La posibilidad de abordaje de problemas que se dan a nivel comunitario por ejemplo el abonado integral de los suelos. d-La integración de las fases de producción – comercialización. e- La construcción de un espacio colaborativo de producción donde se comparte desde el amor y la alegría.
La última experiencia en desarrollo se vincula con capacitaciones realizadas con organizaciones de productores/as de origen Boliviano en la zona norte del área metropolitana de Buenos Aires (Escobar y Pilar) donde retomamos proyectos y actividades que se iniciaron en la década de los años `90. En este caso, junto con nuestro amigo Pablo Bobadilla (de bioinsumos.ar), planificamos actividades relacionadas con la problemática de uso de plaguicidas y su impacto en la salud socio ambiental junto a la puesta en práctica de estrategias agroecológicas comenzando con las prácticas relacionadas con el mejoramiento en las propiedades químicas, físicas y biológicas del suelo.
En los talleres realizados se buscó compartir, desde la misma práctica, saberes relacionados con la producción de preparados con insumos de origen vegetal, mineral y animal para el abonado de los suelos y el manejo de insectos y enfermedades. En ambas ocasiones se intercambiaron ideas sobre la vida y el accionar de los insectos y de como una planta bien alimentada puede “resistir” mejor el accionar de agentes externos.
En el taller realizado en la quinta de la familia Nina se elaboraron preparados en base a plantas como la ruda, el aguaribay, la cola de caballo el ajo. En el caso de la ruda y el ajo se hicieron preparados en alcohol para el manejo de pulgones, moscas blancas y cochinillas, mientras que en el caso de la cola de caballo se realizó un cocimiento, en agua, para el manejo de pulgones y moscas blancas. En el caso del aguaribay se realizó un cocimiento que puede utilizarse para el manejo de las hormigas.
Todas las tareas realizadas nos permiten compartir aprendizajes tales como; el requisito de realizar una planificación e integración adecuada de los encuentros y de cada uno de ellos, así como la necesidad imperiosa de poseer espacios adecuados para el desarrollo de los mismos. También recrear un lenguaje claro y entendible por todos. Retomar la dimensión espiritual dentro de la agroecología, ya que a partir de la esta dimensión buscamos el respeto por toda forma de vida, el sentido de plenitud, la noción de trascendencia a partir de nuestra integración a la naturaleza, la equidad intra e intergeneracional y de una relación armónica con el resto de los seres vivos.
Las escuelas populares de agroecología constituyen un espacio en (re)creación permanente, dinámica y participativa. Se trata de espacios de escucha, de planteo de dudas y búsqueda de soluciones para los múltiples problemas relacionados con la realidad agraria; el cambio climático, la contaminación con plaguicidas, la transformación de alimentos en mercancías, el despoblamiento del campo, “el descarte” de personas. Sabemos que el desarrollo pleno la de la agroecología requiere del despliegue de una fuerza comunitaria, y de una mística, que nos aúne, aliente y nos haga participes de un mudo donde valga la pena vivir.