Casas de madera que son identidad y saberes tecnológicos heredados

Paranaense (P). ¿Cómo surge la idea de relevar las casas de maderas antiguas de Misiones y ponerlas en valor?

Vanesa Vargas Velazquez (V). La idea del reconocimiento de la vivienda de madera tiene que ver con la intención de encontrar una identidad constructiva, que sin dudas está relacionada con el entorno, es decir lo que provee la naturaleza.

Si indagamos históricamente, en un principio el entorno provee los recursos del entorno para que la arquitectura sea posible. Por lo tanto, por las cualidades de Misiones, la vivienda de madera adquirió una gran importancia.

Adquiere una relevancia significativa para nosotros poder reestablecer este valor para los misioneros, reestablecer la importancia que tiene este tipo de construcción y por ende, las tecnologías.

La tecnología es el material que se usa más la mano de obra que se emplea para poder trabajarlo. Nuestro proyecto pretende rescatar esas tecnologías del pasado, esa mano de obra, ese material, cómo se lo empleó e incluso los saberes (que pasaron de generación en generación) que forman parte del patrimonio intangible. No hay nada escrito sobre eso. Lo que hay es simplemente lo que ha quedado como registro constructivo, que nosotros podemos llegar a relevar y a restablecer un vínculo con esos conocimientos y que es importante hacerlo porque se van a ir perdiendo dado que las viviendas de maderas adquieren cierto grado de deterioro si no se la cuidad.

Por eso nuestro trabajo se llama Tecnologías Rurales Populares, porque eso nos sitúa en un contexto rural y popular, porque hablamos de una tecnología que se ha popularizado entre determinados grupos, sobre todo en nosotros que tenemos una variedad cultural importante, tenemos una mixtura muy interesante de propuestas constructivas que se fueron fusionando un poco el conocimiento guaraní, qué madera usar, cómo trabajarla, en qué luna cortarla (Horacio Quiroga cuenta un poco de esto), y después el conocimiento que tenía el propio trabajador rural, el mensú, que vivió en el bosque en casas armadas con material de su entorno, hasta que llegaron las primeras corrientes inmigratorias que, con un conocimiento previo del uso de la madera, también se transcultura. Todos estos saberes se suman y es ahí donde empezamos a trabajar, a valorar, a reconocer esta tradición constructiva.

La iniciativa se denomina “Las tecnologías rurales populares en la vivienda de madera en Misiones: gestión, conservación y proyección”. Se enmarca en la carrera de Arquitectura la Universidad Gastón Dachary, y el equipo de investigadores se compone por las arquitectas Diana Azzimonti, Melisa Ely, y Juan Anselmo Barón, además de la investigadora externa invitada Agustina Basile y los alumnos becarios Matías Ulises Quiróz y Ailén Quiñones.

P. ¿Cuáles entran en la categoría de “antigua”? ¿Qué otros criterios definen qué casas forman de este proyecto?  Dicho de otro modo: qué tienen en cuenta a la hora de decir: está casa debe ser puesta en valor.

V. Nos situamos temporalmente cuando inician las primeras corrientes inmigratorias, es decir a partir de 1860. Todas las viviendas que se puedan registrar a partir de ahí hasta aproximadamente 1930 a 1950. En ese margen, se toman viviendas asociadas a tres pilares con los que trabajamos: patrimonio, la parte rural y lo tecnológico. Es decir que estén inicialmente asentadas en un entorno que geográficamente responda al ámbito rural (incluso que hoy esté desbordada por la trama urbana), que ha tenido un valor histórico arquitectónico en el tiempo (por ejemplo: viviendas de 1890 cuyo valor arquitectónico histórico por sus cualidades estilísticas, es decir su ornamentación, uso de la madera , la técnica constructiva empleada, que no han usado un sólo clavo sino que han sido construidas con encastre, ensambles, uso de tarugo,  o porque tenga un detalle de alguna corriente europea, como las grandes pendientes de techo típicas de un lugar donde hay nieve, o el uso de buhardillas, entonces tiene ese valor histórico arquitectónico patrimonial), y por supuesto la parte tecnológica que habla de la técnica, el material y el sistema constructivo.

En síntesis, hablamos de vivienda con un valor histórico temporal, con una cualidad identitaria que la represente, que tenga una carga histórica que transmitir; un material, una técnica, un sistema constructivo o varios que podamos rescatar, y que esté asociado a ese contexto productivo rural.

P. ¿Hablamos de casas construidas con arquitectos o/y casas construidas por los propios inmigrantes?

V. En realidad, se dividen en dos. La mayoría de los inmigrantes no tenían conocimientos constructivos, así que hablamos de casas construidas por ellos mismos con la ayuda incluso de guaraníes y otras corrientes de inmigrantes, como los alemanes brasileros que ya tenían antecedentes de construcción, se agrupaban por sus orígenes, es decir Europa, y eran colaborativos. La colonización fue fiscal y fue privada. En el primer caso la construcción fue como describí recién, y en el segundo con arquitectos, como en Eldorado donde existió colonización privada por parte de Adolfo Schwelm y donde aparecen figuras como por ejemplo el arquitecto Guillermo Staud, quien revalida aquí el título de arquitecto que trajo de Alemania, y es el primer profesional de la construcción en la Colonia Eldorado y en el Alto Paraná.

P. ¿En qué etapa se encuentra el proyecto? ¿Cuántas casas llevan relevadas hasta el momento?

V. Esta investigación se inicia en el año 2020; llevó dos años hasta su primer informe y a partir de octubre de 2023 entramos en un segundo momento, y hemos ampliado el equipo de la misma forma que hemos ampliado nuestras expectativas

La primera etapa fue la localización de estas viviendas, recorriendo gran parte de Misiones, haciendo encuentros, charlas; hubo difusión y la gente se enteraba y se iba comunicando con nosotros, y nos fuimos acercando. Tenemos hasta el momento 30 viviendas relevadas, visitadas, en las cuales se han extraído detalles constructivos, imágenes, historia de la familia y del lugar. No podemos relevar una vivienda internamente porque la idea es difundir y por una cuestión de seguridad no se puede divulgar esta información, pero si aspectos que a nosotros nos importa: la búsqueda de información, asociar los momentos históricos, y el registro a través de un inventario.

En esta segunda etapa vamos a terminar de relevar un número de viviendas que aún nos queda pendientes en el inventario, continuar con el proceso de registro y digitalización de la información y seguir avanzando en el reconocimiento de estas viviendas a través de la gestión. Hay propietarios que no cuentan con los recursos para proteger la vivienda y entonces, en esta segunda etapa, la idea es trabajar en un modelo de gestión y orientación con ese fin. La base del reconocimiento está en que la gente lo conozca y valore, de lo contrario difícilmente se cuide.

P. ¿La impronta guaraní está presente en esas construcciones?

V. La impronta guaraní siempre está presente. Las primeras casas de madera las hicieron los guaraníes, con materiales de recolección del entorno natural, el uso de troncos… El guaraní incluso ayudó al inmigrante cuando llegó a su tierra a desmalezar, le enseñó sobre las especies nativas que podía usar, y mucho más.

P. En una nota hizo notar que la mayoría de los misioneros tenemos incorporado que las casas de madera son sinónimo de precariedad… y por lo tanto le damos la espalda a esas obras valiosísimas ¿Por qué crees que eso ocurre?

V. Mucha gente asocia la casa de madera como sinónimo de precariedad y por lo tanto si le damos la espalda a estas obras muy valiosas, a veces por desconocimiento no sabemos lo que realmente representan. Por eso hablamos de identidad constructiva porque al hablar de identidad uno tiene que verse reflejado y para verse reflejado tiene que conocerlo, y para conocerlo hay que divulgarlo.

P. ¿Nos podría dar ejemplo de esas casas? ¿Dónde están ubicadas? ¿Qué “edad” tienen? ¿Qué historia pueden contarnos?

V. El periodo en que trabajamos es donde el colono europeo viene a Misiones con la idea de ocupar y producir la tierra, por lo tanto, esta historia está asociada a la historia de nuestra formación cultural social económica constructiva, avalada por un contexto de heterogeneidad que tiene que ver con nuestros guaraníes, las Misiones Jesuíticas, las guerras, la consolidación productiva, la figura del mensú, varios momentos que están detrás de donde nosotros comenzamos la investigación. Todo eso se fusiona y da una nueva propuesta desde lo tecnológico, desde lo constructivo a la hora de pensar construir una vivienda y eso tiene que ver directamente con nuestra identidad. Eso es lo importante rescatar cuando vemos la vivienda y podemos ver toda esta historia detrás de un detalle constructivo, lo que nos parece fascinante.

Algunas viviendas como la ubicada en Almafuerte, de una familia de origen austríaco, del año 1939, fue íntegramente trabajada con encastre y ensamble;  en Colonia Alemana, la casa Mielnik, construida en 1932, fue trasladada al Parque de las Naciones de Oberá y hoy que pertenece a la Comunidad Bielorrusa; tenemos viviendas que se han hecho en el contexto de cooperativas yerbateras, como una ubicada en Colonia Guaraní que data del año 1921, otras en Andrade del año 1931, dos viviendas en Cerro Azul de 1940; varios ejemplos en Eldorado, algunas en el entorno rural y otras ya les llegó la urbanización; en Capioví; y una vivienda en Campo Viera de 1890.

Como parte de las acciones tendientes a valorar esas construcciones, en octubre de 2021, el Departamento de Arquitectura de la Universidad Gastón Dachary organizó la primera Jornada de Arquitectura Vernácula de la región, y la idea es organizar este año la segunda jornada para seguir difundiendo nuestra identidad constructiva, nuestros saberes tecnológicos heredados.

Posadas, Misiones, 6 de mayo de 2024.

Fotografías: gentileza Vanesa Vargas Velazquez.