Güembé, fruta de  verano

Exquisita. La fruta de Güembé (Taumatophyllum bipinnatifidum), una especie de arbusto perenne, nativa del este de América del Sur  (BrasilBoliviaArgentina y Paraguay).

El  Güembé es comestible, ornamental, medicinal, textil, insecticida  y  utilizado en  la   realización de herramientas y en cestería,  tal  como  lo  refleja  el   trabajo  “Sistemática y  etnobotánica  del   Güembé.  Una importante  arácea  sudamericana”,  de  Jorge Crisci  y  Omar   Gancedo,  de  1971,  donde se trascriben escritos  antiguos  sobre la planta, como por ejemplo el  que invitamos a leer a continuación:

“Datos   de   esta planta  proporcionados  por   los  primeros   misioneros  y  viajeros

Lozano 1967 ?, (ed. 1873-75 : 1:245 a 248) presenta una descripción  detallada de esta planta: “El giiembé eE<, también, de las más hermosas   plantas que admira todo el orbe, y sólo se da en temples cálidos,   cuales son los del Paraguay, como también la antecedente (piña).

Es dotado de un verdor claro, tersas sus hojas, muy densas, y con  diversas hendiduras compartidas cada una en tres puntas, y de largo  suelen tener tres cuartas, y a veces una vara; al pie de cada hoja brota   una coino vaina de a cuerta y a veces de a tercia, en que se encierra   una espiga, en la que nacen asidos ciertos granillos muy menudos,   en la forma que está claveteado el maíz.

“Ahresc dicha vaina a los quince días de su producción, a manera   de linterna, dejando cerrado el extremo, sacando al sol y al sereno, por   la abertura, su fruto y mostrando todo el interior, que es de un blanco   tenso, como la plata. Entrase a dicho interior ciertas mosquitas coloradas,    que se quedan allí encerradas cuando, al cabo de unos días, se    vuelven a cerrar dichas vainas, y pegándose a los granós, van picando  como en la tercera parte de la espiga, y estos granos son los que mucamente maduran, porque aquellos a que no pican dichas moscas nunca sazonan.

Dichas mosquitas, llamadas múai en lenguas del Paraguay, se producen  del mismo árbol en ciertos hoyitos, que dejan formados en los  brotes de su tronco, las hojas que se caen, por donde despide un poco  de resina, la cual, o por calidad propia suya, o corrompiéndose con la lluvia, se convierte en aquellos vivientes que son de cualidad ígneas y  venenosas; pues se experimenta que dichas mosquitas son más ardientes  y de veneno más activo que las cantáridas. El fruto de esta planta que se come, son aquellos granos sabrosos y dulces por extremo de que   gustan mucho aun las aves y animales pues aún los gatos madrugan  mucho a hurtar dicho fruto; pero se ha de mascar, mejor diré chupar   con gran tiento, porque si se aprietan los granos entre los dientes, se   siente en su semilla que está envuelta en aquella sustancia dulcísima,   gran ardor y acrimonia mordacísima.

“Es peligroso beber vino después de comido el güembé, porque causa   graves congojas, y a quienes se experiinenta ser 1nás provechoso es   a los flemáticos que abundan de humores gruesos, porque comido en  ayunas un giiembé grande o dos peqmños, y bebiendo después un   vaso de agua fría, despega todos los humores fríos reumáticos y viscosos  de las partes por donde pasa, y purga también el estómago y vientre  de las cosas asentadas en ellos. Refregando con su espiga sin granos   los lamparones, por ocho o diez días los deseca y quema, y lo mismo hace con las escrófulas, o lobanillos abiertos, o cuando empiezan a   levantarse resuelve su humor. El zahumerio de sus espigas secas, desopila  los nervios y músculos y socorre con admiración los temblores paroxismales, procedidos de causa frígida o de humedad; y 1a misma virtud tiene para mitigar los accidentes que sobreviven a los mordidos   por animales de venenos frígidos.

Las cortezas de sus raíces, quemadas y reducidas a cenizas, son único remedio para matar las lombrices, y otros grusanos que se crían   en los cuerpos hun1anos. De esas nüsmas cortezas se hacen varios tejidos   muy curiosos, como cestillos, cedazos, esteras para estrados, y también sogas fortísimas para norias o para cables de embarcaciones.

El güembé nace de los granillos que produce su sustancia dulce, pero   ha de ser pasando primero dicha semilla por el estómago de algún viviente,  porque si no pierde antes en la digestión la mitad y más de sus cualidades ígneas, no nace por suma sequedad y calor, que son o iguales, o más intensas que las <le soliman, que ailrasa y enciende, aun co  mayor presteza, la parte a que se aplica. Algunas de estas plantas nacen y se crían en tierra; pero lo ordinario, es hallarse pendientes en  los troncos de los árboles, en partes donde calienta el sol, pues es el   planeta que en ellas predomina, y desde allí tiran hacia la tierra tantas   cuantas raíces le son necesario para atraer el humor que las mantiene”.

Fuente  de  la   fotografía: Facebook  Biodiversidad  Misiones.  /   ernestokrster@gmail.com

Fuente  del  texto:  “Sistemática y  etnobotánica  del   Güembé.  Una importante  arácea  sudamericana”,  de  Jorge Crisci  y  Omar   Gancedo,  de  1971.