Diente de León y Trébol Borraja, indicadores de un suelo en buenas condiciones

Por Silvina Machuca, ingeniera agrónoma, integrante del Servicio de Extensión Yerbatero del INYM.

Las plantas desempeñan un papel crucial como bioindicadores para evaluar el estado del suelo, ofreciendo valiosa información sobre sus condiciones y fertilidad.

Esta metodología de análisis se basa en la observación de ciertas especies vegetales que revelan características específicas del suelo en el que crecen. A partir de esta información, podemos clasificar los suelos en tres categorías: equilibrados, desequilibrados y muy desequilibrados.

En primer lugar, los suelos equilibrados son aquellos que proporcionan un ambiente óptimo para el crecimiento de las plantas. Estos suelos se caracterizan por un buen drenaje y la presencia de minerales en cantidades suficientes para el desarrollo saludable de la vegetación. Plantas como Diente de León (Taraxacum officinale ) y Trébo sp.Borraja, entre otras, son indicadores de la armonía en el suelo, señalando que el mismo reúne las condiciones ideales para el crecimiento de las plantas.

En contraste, los suelos desequilibrados presentan condiciones que no favorecen la máxima fertilidad, lo que puede afectar negativamente a los cultivos. La presencia de plantas como Malva común, Ortiga, etc., indican que el suelo no cumple con las condiciones óptimas, alertando sobre posibles desafíos.

Finalmente, los suelos muy desequilibrados constituyen un escenario en el cual, a pesar de contar con minerales, las plantas no pueden aprovecharlos eficientemente. Esto lleva a que las plantas se vuelvan extremadamente sensibles a plagas y enfermedades. Es en estos casos donde las “malas hierbas” asumen un papel crucial como indicadores específicos de los problemas en el suelo. La Lengua de vaca ( Rumex crispus ), la Cola de caballo ( Equisetum spp .), el Sorghum halepense , el Helecho común y la Hiedra son plantas que crecen en estos suelos muy desequilibrados, señalando la necesidad de intervención para restituir la salud del suelo.

El diagnóstico del suelo con bioindicadores es, por lo tanto, una herramienta valiosa para comprender las condiciones del suelo como un ecosistema. La abundancia de estas plantas bioindicadoras es esencial para obtener información precisa y relevante sobre el estado del suelo, permitiendo tomar medidas adecuadas para mejorar su salud y fertilidad.

De esta manera, la integración de la observación de plantas bioindicadoras en la gestión agrícola puede ser fundamental para garantizar un uso sostenible y saludable de los recursos del suelo.

Fuente: https://inym.org.ar/ 25 de enero de 2024.