El Pantanal, devastado por el fuego y la nueva Política Nacional de Gestión Integrada de Incendios

El Pantanal, en la región centro-oeste de Brasil, está sufriendo incendios sin precedentes. Este Patrimonio de la Humanidad lleva 906.950 hectáreas quemadas por el fuego entre enero y julio de 2024, el 6 por ciento del territorio ocupado por el bioma, según el Laboratorio de Aplicaciones de Satélites Ambientales de la Universidad Federal de Río de Janeiro.

Para comprender la dimensión de los hechos, cabe señalar que junio ​​fue un mes récord de focos de incendios, con 2.636 nuevos casos, es decir, 30 veces más que en el mismo período del año pasado.

Por su extensión de más de 340.000 km cuadrados, el Pantanal abarca los estados de Mato Grosso y Mato Grosso do Sul y zonas aledañas a las fronteras con Bolivia y Paraguay. Mato Grosso es un estado privilegiado en términos de biodiversidad, ya que es el único de Brasil en tener tres de los principales biomas del país: el amazónico, el cerrado y el Pantanal. Declarado Patrimonio de la Humanidad, y Reserva de la Biósfera Mundial, la región es el hábitat de animales silvestres —cocodrilos, jaguares y pirañas— y de miles de peces y aves tropicales.

En ese marco, y teniendo en cuenta los incendios que oportunamente afectaron otras regiones del Brasil, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva promulgó el  31 de  julio pasado la Política Nacional de Gestión Integrada de Incendios, que busca dar un enfoque planificado y coordinado al uso controlado del fuego a fin de prevenir y combatir los incendios forestales, conservar los ecosistemas y respetar las prácticas tradicionales.

La Política Nacional de Gestión Integrada de Incendios combina conocimientos técnicos, científicos y tradicionales para minimizar los impactos negativos del fuego, garantizando la seguridad medioambiental y humana, e incluye el uso controlado del fuego en actividades agrícolas, de conservación y de gestión medioambiental, siempre con autorización de los organismos competentes.

La propuesta, iniciativa del Ministerio de Medio Ambiente, reconoce el papel ecológico del fuego en los ecosistemas y respeta los conocimientos y prácticas tradicionales de su uso por parte de las comunidades indígenas y tradicionales.

Entre otros, su objetivo principal es la prevención y reducción de los incendios forestales, la promoción del uso controlado del fuego, la formación para hacer frente a los incendios, la conservación y restauración de la vegetación nativa y la garantía de responsabilidad por el uso no autorizado del fuego.