Por Eric Barney, Ingeniero hídrico, docente y productor rural, integrante del Frente Ciudadano Ambiental Kaapuera.
Desde el 16 de octubre del año 2016, Misiones tiene la Ley XVI-117 de Régimen de Fomento Nacional para el Uso de Fuentes Renovables de Energía. En esa fecha la norma se publicó en el Boletín Oficial y oficialmente comenzó a regir.
Esa Ley establece tres grandes áreas para la generación de energía: Biocombustibles, Hidrógeno y Energía Renovable, y hoy en este espacio queremos abocarnos específicamente a la primera de esas áreas.
En Biocombustibles las dos alternativas viables, económicas y prácticas para los colonos son el Alcohol Hidratado y el Gas Pobre.
El Alcohol Hidratado se puede hacer de muchos productos pero fundamentalmente de la caña de azúcar porque es un vegetal milenario, usado históricamente por los agricultores misioneros y admite otros usos, como miel de caña, rapadura, azúcar, alcohol, sirve de alimento para los animales e inclusive la biomasa que queda se puede usar en la cocción de la guarapa para hacer el combustible.
Con ese vegetal y una pequeña industria –con una inversión de entre 50 y 100 mil pesos, usando vidrio molido (más económico que el acero inoxidable) como parte de la infraestructura- que puede armar solo o en sociedad con vecinos, el colono puede producir Alcohol Hidratado con hasta un 8 por ciento de agua para ser utilizado en su vehículo, herramientas de trabajo e incluso en artefactos de la vivienda.
La caña de azúcar y el pasto elefante son los vegetales que más biomasa de carbono dan en la naturaleza, y la Biofábrica de la Provincia puede proveer de semillas de caña de azúcar a los agricultores.
El éxito de esta iniciativa se puede ver en Brasil, donde con una hectárea plantada de caña de azúcar (unas 100 toneladas del vegetal) se puede sacar de 8 a 9 mil litros de combustible por año. Es mucho mejor que la Jatropha, que rinde unos 1.500 litros de biocombustible para el mismo poder energético.
Es decir que el colono, con el vegetal y una pequeña destilería, puede producir dos o tres mil litros de alcohol hidratado en un año, y usar en su camioneta o en su tractor, motosierra o motoguadaña sin muchas modificaciones en los motores, puede usar inclusive los motores diesel de los motores perkins con la misma compresión pero utilizando bujías y un distribuidor, o colocando carburadores en los motores F100 o Dodge viejos aspirados; todos esos motores se pueden perfectamente cambiar.
Ese mismo combustible lo pueden usar en una cocina, en hogares, en motores estacionarios, y con la caña de azúcar, como ya dijimos, se puede obtener miel de caña, azúcar rubia (que tiene mucha demanda) y otros sub productos.
Todo esto lo planteamos como un bien de autoconsumo, no con fines comerciales.
Tan convencidos estamos que es posible el Alcohol Hidratado como combustible para el pequeño y mediano productor, que impulsamos desde la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Misiones un proyecto de investigación para su puesta en marcha.
Brasil tiene siete millones de vehículos que andan con ese alcohol; nosotros también podemos hacerlo. Repito: una tonelada de caña de azúcar produce 80 litros de biocombustible; con eso el colono puede ser autosuficiente.
“Lo pequeño es hermoso”, enseñó Ernst Friedrich Schumacher. En este caso hablamos de tecnología intermedia donde el pequeño productor tiene la capacidad intermedia para producir y la capacidad técnica para desarrollar.
El Gas Pobre, que es monóxido de carbono, es otra alternativa. En la década del 40, Suecia l tenía 70 mil gasificadores de carbón para producir el monóxido para los tanques de los camiones que iban a la guerra. Acá en Misiones quien más lo promocionó fue Juan Avelli, quien fabricó un gasificador en base a su experiencia en Francia. También sabemos de un aserradero en Dos de Mayo y lanchas en el río Paraná que funcionaban con esa energía. Es tecnología que ya fue estudiada y la conocemos desde hace 20 años en la Facultad de Ingeniería. Hoy lo ideal sería hacer una planta demostrativa y evaluar su funcionamiento.
Junio de 2019.