Con el conocimiento empírico adquirido desde que era una niña y la formación como Técnica Superior en Agroecología que cursó en el Instituto Superior Multiversidad Popular, esta agricultora de Corpus tiene mucho que enseñarnos. Luciendo el título de nivel terciario que recibió a sus 56 años, produce alimentos sanos en apenas 1 hectárea en cantidad y variedad suficiente para la familia, se especializó en el cultivo de la mandioca logrando plantas de hasta 7 kilos (y más) con técnicas propias, e industrializa el producto, llevándolo además a la cocina en deliciosos platos.
Los talleres de Producción Agroecológica de Mandioca de la Tecnicatura en Agroecología del Instituto Superior Multiversidad Popular tienen como disertante destacada a Mirta Vera, una agricultora egresada de esta casa de estudios y con una hermosa historia de vida. “La primera capacitación se realizó el 17 de abril en Roca, pero habrá otras hasta fin de año, todas con esta flamante técnica, y abarcarán no solo el cultivo sino también la industrialización y el uso gastronómico del producto”, indicó el coordinador de la formación académica, Jorge Pedersen.
Para comprender el alcance de estos talleres y por qué no, para inspirarse, repasamos a grandes rasgos la historia de esta mujer.
Desafíos
Mirta tiene 58 años. Vive en Corpus, junto a su marido. Trabaja desde que era niña. “Me crie con mi mamá y con ella laburé desde los 8 años”, cuenta. Lejos de pedir un descanso, siempre fue por más. Su infancia transcurrió entre plantaciones de mandioca y de yerba mate, junto a su mamá Idelfonsa Céspedes “mandiocando”, “tarefeando” y lavando la ropa de “la gente rica” para “ganarse el pan de todos los días”. El ejemplo de una madre incansable, que frente a las adversidades logró cubrir todas sus necesidades, y ese peregrinar por distintas chacras, cuando no concurría a clases en la Escuela N 16, le imprimió la determinación de superarse y el amor por la naturaleza. “Tener solo la primaria fue un obstáculo para hacer una carrera. Pero siempre busqué capacitarme en distintas cosas con salida laboral, siempre quise aprender más. Cuando empecé con talleres de Agroecología que daban en Roca se me fueron abriendo las puertas, y charlando con los profesores encontré la carrera que podía hacer. Me becaron y me fue re bien. Hace dos años terminé, me recibí”.
Hoy, la flamante Técnica en Agroecología reparte su tiempo entre la chacra ubicada a 8 kilómetros del pueblo donde vive; la cocina, donde despliega sus habilidades como Maestra Panadera y Confitera, y ejerciendo de técnica capacitadora de la Multiversidad Popular en producción agroecológica de mandioca.
Dedicación y amor por la naturaleza
Todas las actividades que realiza Mirta están vinculadas con producir alimentos sanos, cuidar el ambiente donde se desenvuelve y seguir aprendiendo.
“Al clarear el día vamos con mi marido Ramon Acasio y mi papa Vicente Miere a la chacra y volvemos al mediodía o media tarde, según lo que haya para hacer”, subrayó Mirta. “Son 5 hectáreas cerca del río Paraná, 4 tienen monte y en 1 hectárea planto alimentos que me alcanzan y sobran. Trato de rotar de cultivo. Planto poroto, maíz, zapallo, mandioca. También banana, mamón, limón, frutas, conejo, cerdo, pollo, huevos, pato, ganso, entre otros”.
Empujada por el deseo de aprender, Mirta se especializó en el cultivo de mandioca, observando e innovando en técnicas, y va perfeccionando la generación de valor agregado del producto.
“Vengo estudiando desde hace algunos años para mejorar las variedades, para hacer que la mandioca rinda en kilos, y eso tiene que ver con varias cosas, con las lunas y ahora tengo la técnica de poda”, detalló.
“La mandioca da en cualquier lugar, salvo que el suelo sea encharcado”, manifestó la productora, y a modo de ejemplo del buen resultado de sus prácticas, reveló: “Acá tengo cuatro variedades: petriski negra, la petriski rosada, la papa negra y una mandioca blanca. Estoy sacando plantas de 8 meses, mandioca nueva, que tienen raíces de un kilo. Son plantas de 7 kilos, cuando la producción promedio es 4 kilos por planta. Incluso me pasó que sacamos una planta de un año y medio con 27 kilos”.
El sabor y el aroma de la comida con mandioca están presentes desde su infancia, y son inspiración constante, ampliando el uso gastronómico. “Cuando era chica mamá nos hacía reviro de mandioca. Es muy fácil de preparar: hervís la mandioca. A parte, hay que freír morrón, cebollita y lo que te guste de condimento. Después unís eso a la mandioca y agregas huevos”, recordó. “En la actualidad planto, cosecha y consumo. Hago mandioca frita pero como la papa frita, bomba de mandioca, pastel, ñoquis, almidón, mbeyú, chipa, alfajores… todo lo que pueda usar para el arte culinarios”, enumeró.
El conocimiento se comparte
Generosa con lo que sabe, escuchar a esta trabajadora es un placer, y es uno de los motivos por los que la Tecnicatura en Agroecología la eligió para los talleres sobre Producción Agroecológica de Mandioca. “En la charla que tuvimos el 17 de abril, el primer taller, Mirta nos estuvo contando sobre el proceso de selección de variedades que ella fue conociendo a través de su historia productiva, pero también de la resignificación de una variedad que viene de su familia. Le da mucho valor al cuidado de la variedad y el manejo de las semillas. Nos contó sobre el manejo de suelo, control de plagas, la fertilización y también la distancia entre plantas para lograr una buena producción”, expresó Pedersen.
Además, ponderó el Coordinador de la Multiversidad, “los profesores de Prácticas Agroecológica 1 van a trabajar sobre la generación de valor agregado de la mandioca y la idea es volcar esto en la formación profesional en Auxiliar en Horticultura Orgánica”, extendiendo aún más el alcance de sus conocimientos.
Crecer
“Crecí un montón”, dice Mirta mirando hacia atrás. “Cuando hice la carrera empecé a llamar a las cosas por su nombre, fui aprendiendo el por qué de las cosas. Tenía la práctica, me faltaba lo teórico, y una cosa va de la mano de la otro. Por ejemplo: voy a plantar mandioca porque necesito para comer, pero si quiero que me dure esa plantación y que sea buena, hay que preservar el suelo, y así fui diseñando mi propia plantación”, repasó. “De una buena tierra sale un buen producto”, sentenció.
¿Qué deseo tiene pendiente cumplir?, preguntamos a la técnica. “Disfruto el 100 por 100 ciento de mi producción. Siento placer al ver y al consumir lo que yo misma plante. Cuando vuelvo de la chacra al pueblo es como volver de vacaciones. Mis dos nietas son mi estímulo, todo el rato estoy diciendo: estas verduras, huevos, pollos, son para ellas. Y cuando pienso en los demás, deseo que tengan la posibilidad de estudiar una carrera, algo que yo no tuve cuando era más joven. Mis cuatro hijos, desde el más chico de 25 años a la más grande de 40 años, pudieron formarse en una profesión: una es profesora, otra se dedica a la extracción de sangre para laboratorio, la otra es kinesióloga, y mi hijo es bomberos voluntario, mecánico y electricista. Si, creo que crecí un montón”, concluye, preparándose ya para los próximos talleres que la Mutliversidad Popular dictará en Gobernador Roca, municipio con quizás la mayor cantidad de producción agroecológica de Misiones.