Se extienden las sequías en el planeta, con impacto en el agua y el rendimiento agrícola

El fenómeno afecta una cuarta parte de la humanidad. Ocurre en un momento en que las temperaturas mundiales alcanzan máximos históricos y los precios de los alimentos aumentan. Se aboga por la recuperación del suelo y prácticas amigables con el ambiente.

Durante la segunda jornada de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28), la Convención de la Organización de Naciones Unidas (ONU) de Lucha contra la Desertificación (CNULD) presentó en un informe los últimos datos relacionados con la sequía, los cuales apuntan a “una emergencia sin precedentes a escala planetaria, en la que los impactos masivos de las sequías inducidas por el ser humano apenas están empezando a manifestarse”.

Se calcula que 1.840 millones de personas en todo el mundo, o casi una cuarta parte de la humanidad, vivieron bajo la sequía en 2022 y 2023, la gran mayoría en países de ingresos bajos y medios.

“Las numerosas sequías registradas en todo el mundo se producen en un momento en que las temperaturas mundiales alcanzan máximos históricos y la inflación de los precios de los alimentos aumenta. Si bien esto tiene antecedentes en el mundo, lo que hoy es diferente se centra en que existen niveles récord de hambre por la crisis económica derivada de la pandemia del coronavirus, que se agravó con las guerras en Ucrania y la Franja de Gaza”, indican en Meteored.

“La principal preocupación radica en los altos precios de los cereales y en que caería el rendimiento del arroz en el sudeste asiático, una región donde el arroz es fundamental en todas las comidas. El arroz es muy vulnerable a las condiciones meteorológicas, y los gobiernos son, a su vez, muy vulnerables a las fluctuaciones de los precios del arroz”, agrega el informe.

La reducción de la lluvia y humedad del suelo provoca una disminución del crecimiento de las plantas, un aumento del estrés en la vegetación, la generación de materiales combustibles -que sumado a las altas temperaturas- pueden provocar incendios forestales.

Este fenómeno natural ocurre con cierta regularidad en el planeta. Sin embargo, el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) concluye que “existe una relación directa entre el cambio climático antropogénico y la intensificación de las sequías”.

El informe ‘Droughts in numbers 2022’ de la ONU asegura que “el número y la duración de las sequías ha aumentado un 29 % desde el año 2000, teniendo como referencia las dos décadas anteriores”, se lee en Meteored.

Lluvias impredecibles, pérdidas agrícolas

El organismo destaca, por ejemplo, que la cuenca hidrográfica del Plata en Brasil y Argentina no vivía una sequía tan grave como la de 2022 desde hace 78 años. Esta situación ha reducido el rendimiento agrícola y afectado a los mercados mundiales de cultivos. 

En concreto, se prevé una caída del 44% en la producción de soja de Argentina en 2023 en comparación con los últimos cinco años. Ello supone la cosecha más baja desde 1988 y 1989, lo que puede contribuir a una caída estimada del 3% en el PIB en el país este año.

De igual modo, la sequía se manifestó el año pasado en Europa fue la más grave de los últimos 500 años.

En el Corredor Seco de Centroamérica, 1,2 millones de personas necesitan ayuda alimentaria tras cinco años de olas de calor y lluvias impredecibles. 

Las predicciones apuntan a que 170 millones de personas sufran sequías extremas si la temperatura media mundial aumenta 3º por encima de los niveles preindustriales. Esto representaría 50 millones más de lo previsto si el calentamiento se limita a 1,5º. 

Soluciones

El documento destaca la restauración del suelo, la gestión sostenible de tierras y las prácticas agrícolas respetuosas con la naturaleza como aspectos críticos para aumentar la resiliencia global al fenómeno.

“Adoptando técnicas agrícolas como cultivos resistentes a la sequía, métodos de riego eficientes, labranza cero y otras prácticas de conservación del suelo, los agricultores pueden reducir el impacto de la sequía en sus cosechas y en sus ingresos”, señala.

La gestión eficiente del agua es otro componente clave de la resistencia mundial a la escasez de agua. Esto incluye la inversión en sistemas sostenibles de suministro de este recurso, medidas de conservación y la promoción de tecnologías eficientes para su uso.

La preparación ante los desastres y los sistemas de alerta temprana también son esenciales para la resistencia mundial a la sequía. Invertir en vigilancia meteorológica, recopilación de datos y herramientas de evaluación de riesgos puede ayudar a responder rápidamente a las emergencias por la sequía y minimizar sus impactos. 

Los autores concluyen que, para aumentar la resiliencia mundial a la falta de agua es necesaria la cooperación internacional, el intercambio de conocimientos y la justicia medioambiental y social.

Fuente texto y fotos: Noticias ONU. 1 de diciembre de 2023. / Meteored.