La ola de frío extremo que se extendió desde fines de junio hasta mediados de julio en gran parte de la Argentina generó postales en Misiones, como muestra la fotografía del plantín de yerba mate con escarcha, y nos invita a poner en valor a este árbol nativo transformado en el sustento de miles de personas desde hace ya más de 100 años.
Originaria de la Selva Paranaense, la yerba mate (ilex paraguariensis) ocupó un lugar relevante en todos los tiempos: primero de la mano de los nativos guaraníes, luego con los Jesuitas y a partir de 1900, con la plantación sistematizada y la colonización, su presencia se afianzó definitivamente en estas tierras, ocupando un lugar destacado en la sociedad y en la economía.
En la actualidad, son parte de la producción de yerba mate 15 mil tareferos, 12.500 productores, 49 cooperativas, 200 secaderos y 100 industrias, artífices de posicionar a la Argentina como el principal productor y exportador de yerba mate en el mundo (Dato: con el Instituto Nacional de la Yerba Mate -afectado diciembre por el DNU 70/23 del presidente Javier Milei que recortó sus funciones-, en el 2023 hubo récord histórico de consumo de yerba mate, superando los 325 millones de kilos comercializados en el mercado nacional e internacional, con la particularidad que dentro del país se consumieron 285.430.373 kilos, casi diez millones de kilos más que en 2022).
Es decir, la Yerba Mate es el gran árbol de la tierra colorada (Selva Paranaense, Misiones) por su historia y su presente (que en parte se puede apreciar con los números recién presentados), con la singularidad de ser un producto propio del pueblo mbya y que mantiene su singularidad de ser un alimento sano, natural y con propiedades excepcionales, como el alto contenido de antioxidantes.